Toqueteo entre gobernantes. Aberrante. O quizás no.

Será que es cosa de la sangre más fría, menos latina, menos sudada, menos samba, salsa y cumbia, o quizás es por asuntos matrimoniales pero la cuestión es que los toqueteos siguen. A vista y paciencia de medio mundo.

El último episodio de mata-pasiones en la política interrrnacional es la manoseada "estilo-flash-tejano" del presi Bush sobre los delicados hombros de la germana Merkel (o 'Angela' como la llama con cariño el George). Curiosamente no recibe el froteo con una sonrisa (ver foto presentaba a modo de evidencia y comparación de la Bachi y Chavi a carcajadas) sino con un calambre facial valkyriana que deducimos es signo de placer wagneriano. Quizás, el buen caballero, se sobrepasó. Si igual la Merkel es casada. Igual que nuestro brillante mandatario. No como en el caso de esos libertinajeros de Bachelet y Chavez que (por suerte no viven en pecado) no tienen compromisos de amor ante Dios. O quizás si...

Esperamos ansiosamente los próximos 17 artículos de periodismo investigativo serio de latercera.cl en donde se reporteará el nexo entre las sabanas de la Miche y los suspiros nocturnos de Chavez, que arrojarán conclusiones afirmativas qué el asiento en un tal Consejo de Seguridad, compras o no-compras de F-16, integración regional y otras cosas parecidas, dependen de la evaluación de los toqueteos por parte de la misma pareja. En privado o quizás en una entrevista exclusiva con hartas fotos en color. Ustedes saben. Primera plana donde se revela los misterios más profundos de eso de la combatibilidad entre gobernar y el amor.

Nos imaginamos como alegarán desde la DesAlianza Chilena, qué no fueron incluidos en tales aventuras amorosas, y luego, bruscamente, gritarán que esta en peligro la santidad del matrimonio. Nuevamente, se pedirá que alguien se ponga los pantalones. De seguro será la arotada Matthei que necesita urgente un buen revolcón. Lo decimos con preocupación. A nadie se le debe negar algo de placer y menos a las mujeres sufridas de la derecha chilena. Aunque sea por un segundo y roboticamente.