Invitado: Todavia no es nunca florida (Alvaro Escobar)

El rockero, leguleyo y firme soñador Alvaro Escobar manda la siguiente carta abierta a la comunidad criollenta.

"De mi consideración :

A propósito del artículo de prensa titulado “La Florida: el escenario, el elenco y la Fauna” para dar luz sobre lo ocurrido en dicha comuna después de la renuncia del actor Jorge Gajardo al sillón edilicio, se ha hecho mención de mi nombre como un ejemplo de la “no buena experiencia de poner actores o futbolistas” como candidatos a cargos de elección popular (Carlos Montes). Por su parte, las autoras del artículo le dedican un sucinto párrafo a recoger datos sobre mi mandato en la Cámara de Diputados, con la eficaz intención de homologar mi situación a la del actor Jorge Gajardo.

No es mi deseo desmentir la experiencia de “actores y futbolistas” en la política chilena. No perdería mi tiempo en ello pues, salvo excepciones, comparto el juicio del diputado vitalicio y la premisa de las periodistas. Sólo un alcance: las buenas “excepciones” a las que hace referencia el diputado vitalicio probablemente no tengan que ver tanto con una excepcional capacidad intelectual o política sino más bien con el nada excepcional deporte de ser obedientes lame culos de funcionarios como el diputado vitalicio.

Lo que también me parece aún más liviano que la peor de las teleseries, es la infeliz sinopsis argumental del citado artículo que sintetiza mi trayectoria política en el Congreso Nacional, señalando que “Escobar comenzó a inquietarse en el Congreso, renunció al PPD, se transformó en díscolo y al final del período apoyó una opción presidencial que compitió con la concertación”.

Ni la peor de las teleseries (a las que renuncié en el 2002 para desempañarme en un medio de comunicación radial al que sólo los mejores periodistas sueñan con llegar y donde este Licenciado en Derecho de la Universidad de Chile fue primera sintonía nacional) se equivoca tanto como el citado artículo en sus créditos. Mucho menos en la conformación de su elencos al modo en que lo ha hecho la referida nota.

Alvaro retratado por Curvas con la máquina roba-luz de @simenon

En efecto, lo que el artículo presenta como “inquietarse en el Congreso” no fue sino la más pura convicción y determinación política no complaciente con el rechazo hipócrita de los parlamentarios de la concertación a la propuesta Boeninger de cambio al sistema electoral binominal. “Guión que se repite en la política local”, en palabras del artículo. Cada vez que los parlamentarios en ejercicio ven afectados sus intereses personales, agrego en palabras mías.

Tan repetido como mentir y tratar de “pasar piola” en lugar de entender la política como una actividad que demanda consecuencia y responsabilidad con los principios. Cuestión que también me reprochó de manera inquietante el próximo Presidente del Senado cuando renuncié a su tienda (tómese también en el sentido de “local comercial”): “eres demasiado principista”, me señaló.

Bonito.

Dos días después me propuso renunciar a la Cámara de Diputados para “poner a uno de los suyos”.

Bello.

Y de una inconstitucionalidad flagrante a menos que intervenga la trampa. NO renuncié. Ni al cargo (a diferencia de Gajardo). Ni a mis principios (a diferencia del diputado vitalicio y los lame culos que tanto destaca).

Decisiones como la recogida en forma extremadamente frívola por la referida nota de prensa, me pusieron en abierta contradicción no sólo con un diputadito por aquí o una cagada de senador por allá, sino con un sistema entero que todavía creo que hay que cambiar. Eso es muy distinto, como verán, a “cagarse la onda” por no tener el apoyo de un “honorable” vitalicio que lleva 20 inquietantes años en ejercicio o la animadversión picante de supuestos colaboradores.

El Informe Boeninger, por el contrario, fue el producto de la primera Comisión Asesora Presidencial creada por la Presidenta Bachelet que pretendía cumplir con una sentida promesa de su campaña (y nada menos que de las tres anteriores). Se trataba de un proyecto esencial, expresión del ímpetu “ciudadano” de la Presidenta Bachelet y cuyo rechazo fue una de las tantas razones que ilustraban el creciente divorcio entre ella y las cúpulas de la Concertación (¿recuerdan a la Presidenta reclamando “femicidio político”?) y de éstas cúpulas dirigentes con la ciudadanía.

Una de tantas promesas incumplidas que me llevaron precisamente, a postular a la Cámara de Diputados de Chile el año 2005 con el objeto de colaborar con el “ajuste de cuentas pendientes de nuestra democracia” como lo expresé en la franja televisiva de mi campaña como candidato a diputado el año 2005. La misma que me valió la primera mayoría nacional en las elecciones de ese año.

La misma convicción y tenacidad que denota cada una de las 248 mociones que ingresé a trámite legislativo y el hecho ser el diputado que más proyectos de ley presentó en el período 2006-2010. Los mismos que serían la base del programa de gobierno del candidato presidencial que obtuvo el 20% de los votos en la última elección.

A menos que esté demasiado perdido, nada de lo anterior refleja el trabajo del “inquieto y díscolo actor de teleseries” sino más bien la obstinada labor de un Licenciado en Derecho de la Universidad de Chile, dirigente estudiantil durante los últimos cinco años de la dictadura militar, vocal de la FECH y dos veces candidato a la presidencia de dicho organismo, que le he dedicado su vida profesional al teatro, cine, televisión, radio, la música y a la Cámara de Diputados de Chile como la manifestación de un mismo y consecuente compromiso con el Arte, la Política y la Verdad. Es decir, la política.

Se trató del mismo diputado que fue reelecto el año 2010, sin llegar a ejercer el cargo por haber operado el sistema binominal en beneficio de la tercera mayoría. Inquietante. ¿No les parece? Y agregaría, hermoso. Y mucho más. "