Morir en el acto.

Seguiendo la tradición hiperdemocrática de Chile, estamos esperando la designación número 2, en solo un mes. Es una cuestión de modernización del Estado. Sale más barato apuntar quién será el representante de una región a dedo que sostener una elección, con papeletas y mesas y lápices y gente de verdad.

Hablar de la muerte no es un tema muy agradable, precisamente. Y hablar de cómo alguien muere, tampoco. Hasta ayer, las Curvas queríamos morir de viejas y sapas y en el sueño.

Sin embargo, y gracias a la bondad de la ciberesfera, el panorama cambió drasticamente.

Chile ha gozado -de forma increible para muchos países- de un "duopolio mediático" que ha mantenido a la población en una oscuridad profunda. Los caciques de las dos empresas (El Mercurio y COPESA) sostenían -hasta ayer- el poder de la información y desinformación. Todo avalado por un Estado concertacionista que, a modo subsidios directos e indirectos, enterraba constantes recursos para que ambas siguieran a flote porque solitas, no se la pueden.

Ayer, como a eso de 4.30 de la madrugada, fallece un diputado en un "hotel" de media estrella en el balneario de Reñaca.

Aunque el buen señor estaba casado, fue una joven que alertó a otros diputados que casualmente se encontraban en el recinto. Y ambos, no esperaron que llegara las autoridades para declararlo "muerto", ya que son médicos.

Todo esto podía quedar como una nota trágica y solemne si no fuera porque inmediatamente comenzaron a correr los rumores por el ciber. El nombre de la chica fue (de mal gusto) raudamente publicado, se especulaba qué hacía el diputado a esas horas (indagación bien ridícula) y ahora, si hay otra cosa detrás. Es decir, si hay más personas involucradas y si acaso consumieron más que vinito. Además, estaría nominada su reemplazante (su viuda).

Con no poco susto, los diputados involucrados reclaman la autopsia que quiere hacer el fiscal, solo agregándole leña al escándalo.

La inesperada muerte del diputado Alvaréz Salamanca, viene a dar un ejemplo concreto de qué tanto el acceso al Internet ha susplantado el duopolio poderoso. Lentamente, los medios tendrán que seguir el ritmo abismante del ciber porque si no lo hacen, no hay prestamo o aviso estatal que los salve. Y por cada ciudadano informado, se suma un clavo en su ataúd.

Igual, es lamentable que la muerte de una persona sea parte del destape necesario.

Con todo esto, las Curvas descubrimos que existe otra alternativa para "ir al más allá"...morir en el acto y en los brazos de un ser amado. Y ojala, sin tanto ruido.