Figurabamos en un bar de poca monta. De la nada, ya que el amigote era el único interesado en la política y reacido a salir de noche (tiempo perfecto para engordar en las comisiones) apareció choqueado. P -le dijimos- relajate que recién estábamos hablando de cuándo nos embaracábamos al Club, y ¿por qué no te aplicas? P le gustaba la buena vida pero nos tincaba que progresivamente se queria convertir en un tipo serio. Y en el barrio alto solo existía dos grupos, el serio y el carretero. Pasear en un yate para llegar a una fiesta no estaba en su agenda. Y como igual, de vez en cuando, nos prestaba oreja, decidimos escucharlo.
Resulta que el partido conservador -con ese nombre poco exitante ‘Moderat’- pasaba por una época curiosa. Las viejas guardias, con nombres ne plus ultra conjugados y difíciles de deletrear, estaban amenazados por chicos de los barrios del ‘más allá’. Es decir, de jovenes que gracias al sistema -en esos tiempos- bastante homogéneo, habían logrado empinarse sobre las barreras de la clase trabajadora. Sus familias, cada cierto año, cambiaban de barrio, de escuelas y de ámbito. Los ghettos en las afueras de la ciudad, llenos de inmigrantes y uno que otro exiliado de todas las partes del mundo, ya no eran lugares agradables y menos, deseables. Así, con ambición pocas veces vista, interrumpían en la escena de la política sueca en donde, hasta hace poco en los ochenta, el mundo partidarista era cosa de la high society. Claro, las “bases” eran “trabajadoras”.
P nos contaba cómo este “roto” se “tomó” la Juventud Moderada. Pusimos cara de interesadas para que terminara el cuento rapidito, la fiesta esperaba después de todo…Continuó con que “no puede seeeer. Es un tal por cual, de T-E-N-S-T-A”. Wow, pensamos. Ahora si que se los van a ver verde. Tensta queda como al final del Metro, y escuchabamos curiosos mitos sobre qué pasaba en esas escuelas. Recordamos que una vez, con tinte sociológico, nos llevaron a “conocer” otro barrio parecido. Para “compartir”. Cuestión rarísima. Ahí, en una clase de ciencias sociales, nos dividimos en dos filas perfectas, los ‘locales’ y nosotros, los de ‘afuera’. Nos miraban con cara de odio. Incluyendo las Curvas, la única con pelo negro. Cero integración.
Hoy, ya se sabe que una tal Alianza (de Suecia y no confundir con la desastrosa de Chile) ganó las elecciones. Y que un tal Fredrik Reinfeldt, será su lider.
Y pensamos, ¿qué será del P? ¿Se acuerda de que el nuevo Primer Ministro es de T-E-N-S-T-A?
Foto de la campaña del Reinfeldt. Para que se sepa que lava la ropa (sin mencionar la chica que le cuida los niños, of course)
2 comentarios:
Don curvas
Fuerte para los "cabeza negra" que haya ganado Reinfeldt...
Gracias compadre por tan buenos artículos..
Un abrazo y se agradece la espera...
Yuriflame
Mr. Yuri,
Agradecemos eso de lo 'bueno'. No obstante, igual como que esta reclaro que las Curvas somos de la especie fémina y no del antro masculino. Por eso, seríamos 'comadres' y no 'compadres'...
Igual-Thanks!
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