Es absolutamente impresentable que, no solo se piense que una listita sea digna de mandato para una pega en el ministerio, sino además, que los siguientes pastelitos figuren; Sergio Bitar, Jorge Schaulsohn, Víctor Barrueto, Andrés Velasco, Vivianne Blanlot, Pilar Armanet y Jeannette Vergara (que se lee como el Who is Who de Expansiva).
El Velasco, que ya hace tiempo le dio como caja a las entrevistas solo para dejar claro que tenía que ‘volver a Harvard’ y que no pretendía nada con un puesto en el gobierno, es como la persona más hueca del hemisferio. Lo digo porque sé. En una comida, muy formal por lo demás, Andrescito -sentado a mi izquierda- entretenía a las señoras presentes (entre otras la Arthur) con sus sabidurias sobre la ‘mall-ización’ de Chile y el espanto que era eso de no ir al teatro o oir ópera. O sea, todos los chilenos eran unos ‘incultos’. Por poco le faltó tildar a las masas de ignorantes. Yo -of course- y ya que ni me miraba el escote-, juraba que era un gay resentido. Pero no, andaba con una persona que facilmente es innombrable en mi presencia. Por mala. Y no hablo de su señora actual. Ni habiamos terminado la entrada (rica) y el muchacho me caia mal. Muuuy mal. Me lanzé -entre risas insolentes- a increparlo, más por aburrida que por saber que pensaba. “Ese término tan rebuscado de mall-ización ¿no es acaso uno que ya se usó en algún texto publicado en EUA hace años atrás?” le dije saboreando el cabernet. “No. Es mio. Yo lo inventé” me dijo, con cara de perro. Las señoras presentes ahora ponian más atención. “Y, ¿no fue Bourdieu quien en los setenta, y Lyotard, en los ochenta, que publicaron amplios estudios muy bien fundamentados sobre el consumo y los espacios consumistas?” insistí con aire de intelectual. Mira -me dijo- yo como profesor de NYU leo muchas cosas pero sé cuando creo algo nuevo. “Ahhhh, o sea que eres no solo inventor de conceptos sino además profe” respondí buscando algún garzón para ver si aparecía el plato de fondo. “Y eso te da derecho de creer que eres como mejor que la mayoria, porque seamos francos [frase predilecta de curvas] todos y todas vamos al Mall, nos guste o no. Y en Manhattan -porque me imagino que ahí vives- no hay Malls”. No sé que le pasaba por la cabecita de Andrés pero quedó claro que (por el monólogo siguiente e interminable bla,bla,bla) no estaba para tonteras simplonas. Y menos acusaciones de ser copión. Llevó la conversación a niveles insospechables con palabras (con guión todas) y se comió el micrófono. Por ahí por el postre (rico) y ya que la señora a su lado hablaba con alguien más interesante, me preguntó “Y tú, ¿quien eres?”. “La que mall-ifica tu presencia” le dije con sonrisa de gato.
Y finalmente, que la Pilar Armanet Armanet este en la lista, da claras señales del estado patético del PPD. Fue ELLA quien “coordinó” (usamos el término sueltamente) la cuestión del crédito Robin Hood de los ricos. O sea, fue ELLA quien -por estar más preocupada de su vigencia política- no se ocupó de su pega, de leer de menos a más los “beneficiaros” (lease clientes de la banca) del crédito estudiantil.
Mañana les cuento sobre George S. y mi experiencia gastronómica con él.
El Velasco, que ya hace tiempo le dio como caja a las entrevistas solo para dejar claro que tenía que ‘volver a Harvard’ y que no pretendía nada con un puesto en el gobierno, es como la persona más hueca del hemisferio. Lo digo porque sé. En una comida, muy formal por lo demás, Andrescito -sentado a mi izquierda- entretenía a las señoras presentes (entre otras la Arthur) con sus sabidurias sobre la ‘mall-ización’ de Chile y el espanto que era eso de no ir al teatro o oir ópera. O sea, todos los chilenos eran unos ‘incultos’. Por poco le faltó tildar a las masas de ignorantes. Yo -of course- y ya que ni me miraba el escote-, juraba que era un gay resentido. Pero no, andaba con una persona que facilmente es innombrable en mi presencia. Por mala. Y no hablo de su señora actual. Ni habiamos terminado la entrada (rica) y el muchacho me caia mal. Muuuy mal. Me lanzé -entre risas insolentes- a increparlo, más por aburrida que por saber que pensaba. “Ese término tan rebuscado de mall-ización ¿no es acaso uno que ya se usó en algún texto publicado en EUA hace años atrás?” le dije saboreando el cabernet. “No. Es mio. Yo lo inventé” me dijo, con cara de perro. Las señoras presentes ahora ponian más atención. “Y, ¿no fue Bourdieu quien en los setenta, y Lyotard, en los ochenta, que publicaron amplios estudios muy bien fundamentados sobre el consumo y los espacios consumistas?” insistí con aire de intelectual. Mira -me dijo- yo como profesor de NYU leo muchas cosas pero sé cuando creo algo nuevo. “Ahhhh, o sea que eres no solo inventor de conceptos sino además profe” respondí buscando algún garzón para ver si aparecía el plato de fondo. “Y eso te da derecho de creer que eres como mejor que la mayoria, porque seamos francos [frase predilecta de curvas] todos y todas vamos al Mall, nos guste o no. Y en Manhattan -porque me imagino que ahí vives- no hay Malls”. No sé que le pasaba por la cabecita de Andrés pero quedó claro que (por el monólogo siguiente e interminable bla,bla,bla) no estaba para tonteras simplonas. Y menos acusaciones de ser copión. Llevó la conversación a niveles insospechables con palabras (con guión todas) y se comió el micrófono. Por ahí por el postre (rico) y ya que la señora a su lado hablaba con alguien más interesante, me preguntó “Y tú, ¿quien eres?”. “La que mall-ifica tu presencia” le dije con sonrisa de gato.
Y finalmente, que la Pilar Armanet Armanet este en la lista, da claras señales del estado patético del PPD. Fue ELLA quien “coordinó” (usamos el término sueltamente) la cuestión del crédito Robin Hood de los ricos. O sea, fue ELLA quien -por estar más preocupada de su vigencia política- no se ocupó de su pega, de leer de menos a más los “beneficiaros” (lease clientes de la banca) del crédito estudiantil.
Mañana les cuento sobre George S. y mi experiencia gastronómica con él.
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