CHILE ACT: La movida ballenera

Por primera vez podemos decir que REALMENTE IMPORTA lo que haga Chile en el ámbito internacional. Si bien nuestra mentalidad algunas veces tiende a un agrandecimiento imaginario, hoy Chile se encuentra en una posición inusual pero no por eso, menos oportuna.

Después de 3 años de negociaciones secretas entre un puñado de países y lobbistas de la pesca internacional, la Comisión Ballenera Internacional (CBI) anunció que se permitirá la caza comercial de ballenas, levantando la prohibición de 25 años. Se estima que se mataba 38 000 ballenas al año antes del acuerdo internacional. Hoy, la cifra ocila 3000 siendo más de la mitad de las hembras, preñadas.

La CBI (liderada por el embajador chileno, Cristián Maquieira) propone dar un permiso exclusivo a los tres países que ya cazan ballenas (Japón, Islandia y Noruega) y sin distinguir entre captura comercial o científica, la caza restringuida en cuotas se limitaría al periodo entre Marzo y Noviembre de cada año.

Para lograr su implementación se necesita la aprobación por consenso de los 88 países miembros de la CBI en la reunión anual (21 al 25 de junio de 2010 en Agadair, Marruecos). Por lo tanto, cada voto cuenta e importa de sobremanera la postura que tomará Chile.

Se supone que Chile debería rechazar la propuesta de CBI ya que en 2008 prohibió indefinidamente toda actividad de caza comercial y “científica” de ballenas en sus aguas jurisdiccionales.

Asimismo, y quizás aún más relevante, las aguas chilenas son visitadas por casi todas las especies de ballenas. Una protección chilena de los intereses de su incipiente industria turística, sería casi natural dado que esto de 'observar las ballenas', recauda más que 2100 millones de dólares mundialmente. Las ballenas y sus crías son una oportunidad para desarrollar un turismo único en el sur.

La mayoría de los países miembros de la CBI no tienen industria ballenera.

Sin embargo, los países que si usufructan de la industria (Japón, Islandia y Noruega) destinan considerables recursos para influenciar a la CBI. Por ejemplo, Japón ostenta unos 50 funcionarios permanentes ante la organización y recluta activamente países -sin acceso al mar- para que apoyen su causa.

Japón opera bajo la excusa de que lo suyo es una "investigación científica" y concentra gran parte de su captura en el Santuario de Ballenas del Océano Austral, en las aguas que rodean la Antártida. Y como es científico, pone sus propios límites de lo que considera necesario. Japón mató 1008 ballenas en el periodo 2008-2009. Cuando en reiteradas veces se ha constatado que los restoranes de sushi sirven carne de ballena bajo otro nombre, Japón señala que es la mera comercialización de las sobras.

Islandia y Noruega (ambos con pocos habitantes) adjudican tradiciones aborígenes o relativismo biológico para matar a 668 ballenas en 2009/2010. Representando a Noruega ante la CBI, Karsten Klepsvik ha dicho que su país "no ve razón alguna para que las ballenas sean tratadas diferentes a otras especies en el ecosistema marítimo, u otros animales que son cazados".

Desafiando la opinión pública y aprovechando el letargo de EEUU dentro de la CBI, estos tres países han intensificado su caza de ballenas, aumentado a 3000 ballenas anuales (10 veces más que en 1993), algo que no corresponde con un mercado cada vez más pequeño para la mercancia. Desde luego, funciona con subsidios nacionales.

No obstante, la propuesta de la CBI es parte de un nuevo impulso por parte de EEUU que estima que al permitir la caza comercial se controla la industria. "Es un problema global que necesita soluciones globales" dice la encargada de EEUU, Monica Medina.

De esta manera, la propuesta de CBI es un compromiso entre EEUU y Japón. 

Hace poco, y gracias a un lobby agresivo, Japón logró evitar una restricción internacional sobre el comercio de atún de aleta azul, sueltamente promovido por EEUU.

Con cautela un tanto cínica, el poderoso representante de la Agencia de Pesca de Japón, Toshinori Uoya señaló que "la cuota [tradicional]...ha sido nuestro anhelo por mucho tiempo y bajo el marco propuesto por la presidencia [i.e Embajador Maqueira] este deseo puede hacerse realidad".

Además de pedir que el 'monitoreo' y control de la captura sea financiado por "todos los países miembros de la organización", algo insólito y casi imposible, el ministro de Agricultura, Hirotaka Akamatsu indica que Japón "persistentemente continuará con las negociaciones" para cambiar la cantidad de ballenas que se les permite capturar

Mientras tanto, Australia -país que activamente participó en la negociación dentro de la misma CBI- amenaza con liquidar la propuesta. Y después de apoyar la CBI, Nueva Zelandia también se ha sumado.

La alternativa australiana a la propuesta "insultosa" de CBI, es una prohibición completa de la caza de ballenas (excluyendo la caza de los pueblos originarios) sin importar si la captura es comercial o científica.

El ministro del Medio Ambiente de Australia ha declarado que "no es necesario matar para conocer más sobre las ballenas" y "simplemente, creemos que las ballenas valen más vivas que muertas". Como prueba, indica que su país invierte 32 millones de dólares durante 6 años y que en 2008, 13 millones de turistas en 119 países y territorios acudieron a "observar las ballenas" generando 2100 millones de dólares de ingresos. 3300 operadores ofrecen este servicio en el mundo y se emplea a más de 13000 personas.

Chile no tiene la capacidad para defender las ballenas de los ataques de los búques pesqueros ni tampoco para hacer respetar sus aguas jurisdiccionales.

Japón hace lo que quiere porque ningún país le frena su flota.

Recordemos que en Noviembre de 2009, Japón logró matar a cientos de ballenas en el Santuario de Ballenas del Océano Austral (donde está prohibida caza cualquiera) sin reclamo público o diplomático alguno. Es que era época electoral...

Chile, como país que protege el Santuario de Ballenas del Océano Austral no puede caer en la mala estrategia de Japón y EEUU la CBI ya recomendada por parte de la cancillería chilena. 


Chile debe apoyar la alternativa de Australia, sumarse a la amenaza de iniciar un juicio internacional si es que Japón no cesa la matanza de ballenas en Noviembre de 2010. Además, Chile debe instruir a la Armada para que no se permita ingreso a aguas territoriales de barcos balleneros y vigilar el Pacifico sur.

Y si el gobierno de Piñera y los parlamentarios chilenos (por omisión o silencio) deciden apoyar la propuesta de CBI, entonces no sigamos con el show en La Haya (very expensive) y entreguemos el norte de Chile a Bolivia y Peru ya que una política exterior debe ser pareja en todos los ámbitos y a todo momento.

Que se enteren los miembros de la Comisión del Congreso de Chile y no compren las recomendaciones de la cancillería. 


Diga que rechacen la propuesta de la CBI y que apoyen la alternativa de Australia, pulsando aquí [CHILEACT.org]