3000 personas entre 15 y 30 años serán monitoreados mensualmente a través de pruebas de sangre en Tanzania durante 3 años. Si las pruebas arrojan cero enfermedades venéreas, se les paga 45 dólares (lo cual equivale a 25% de un ingreso anual normal). Los investigadores lo llaman “prostitución invertida” y es el siguiente paso en la lucha en contra de la epidemia del SIDA (que ya mata a 2 millones al año). Algo similar ya ocurre en Latinoamérica donde se les paga a los padres por vacunar y mandar a sus hijos a la escuela. El programa costará 1.8 millones de dólares.
Básicamente se trata de que se use el condón. Así de simple.
Igual, no deja de ser curioso el método -pagar por algo natural y derechamente sabio- y nos imaginamos inmediatamente que podría extenderse a otros ámbitos:
En el Congreso de Chile: se paga sólo por cada 15 minutos trabajados. Conversaciones de pasillos, visitas al baño y declaraciones a la prensa no se incluyen. Asimismo, cualquier show mediático que no sea productivo y conducente a reales proyectos de Ley, son descontados mensualmente. Uso de estampillas, sobres y autos fiscales, son pagados por los mismos honorables con el derecho de ser compensados a fin de mes.
En los directorios de las empresas en Chile: por cada dólar entregado en ganacias a los dueños, un dólar de garantía que será accesible a 20 años cuando las consecuencias de la avaricia estará plenamente visible. Esto rige especialmente para las grandes minerías y hidroeléctricas.
En las bocas de los políticos: por cada promesa no cumplida, un castigo que equivale al sueldo de una temporera. O mejor aún, por cada mentira pillada, se pone al político (fijo que todo Chile le paga) con sueldo de temporera o profesor o enfermera…
En La Moneda: por cada frase ridícula que intenta justificar la mediocridad de su gestión (entiéndase los expansivos “Que llueva” Tokman y “No soy Sastre” Velasco), obligarlos a padecer un mes entero en un colegio abnegado (no pagado y no subvencionado).
En el Ministerio del Interior: por cada lacrimógeno que se lanza, poner al Pérez (Yoma) a dormir en una casa no sólida en cualquier barrio cercano a La Victoria por un mes. Si siente apretones en el pecho, que camine sin asistencia a la posta más cercana.
En la DesAlianza Por Chile: por cada maniobra que no fiscaliza (o sea, todas) al gobierno y la CONCERTA, encerrarlos sin derecho a voz en los comités políticos de La Moneda. Asimismo, quitarle el derecho de visitar la peluquería a todos por al menos 3 meses.
En todos los brazos estatales: si emerge un caso de corrupción donde se beneficia los amigos y familiares, se obliga al personaje trabajar como matutero de accesorios de autos en 10 de julio por dos meses (sin fin de semana).
En el gris mundo político-empresarial: si se introduce o avala una medida legal que beneficia el ataque al medioambiente, verter todas las basuras de los vecinos más cercanos en su antejardín.
Y suma y sigue…
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