Ahora que sabemos con toda seguridad que La Moneda NO va a darle su merecido 'vuelco' ("spin") a la característica de super woman de la Bachelet (simplemente porque nunca lo hacen), ponemos de nuestra parte.
Mientras la capital del desimperio emitía informaciones dignas de cualquier novela de Ludlum, de paso enfureciendo a la nueva presi de Argentina, quizás la pesadilla más grande se juntaba en el monte de Bolivia.
El trio alegre estaba para firmar e impulsar un "corredor bioceánico" que no es más que una tremenda carretera por las Amazonas y lugares menos desarrollados (léase vírgenes) que no exactamente cuenta con el endorsement de las Curves...
Igual, y ya como de costumbre, no faltó el desmayado en un acto en que figura la presi.
Esta vez fue el ministro de Justicia de Brasil que se desvaneció (no aguantó la altura) y -como de costumbre- la primera en asistirlo fue la presi. "Es que es doctora" suspiran los medios.
Lo curioso de todo este asunto es que llevamos años en un ajetreo mediático que no se ajusta a la realidad. Supuestamente, los chilenos odian a los bolivianos y idem de vuelta. Pero basta con ver la recepción de Bachelet para darse cuenta de que -quizás- hasta ahora, los chilenos que han desembarcado en Bolivia son unos pesados.
Solo podemos recordar que hace casi 50 años atrás, otro chileno andaba en Bolivia, quien también fue sumamente querido. Y médico.
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