26.10.05

Una película, miles de muertes


Es triste. Nacimos y comenzamos a morir. Mi amiga Talinka una vez me preguntó si acaso nunca me mataron. Ella ya había sentido ese dolor que raja el corazón. De pena. Hoy pienso que, además de esa muerte material, también existen pequeñas muertes que nos acompañan y que algunas veces hacen que la vida misma sea una condena. Pero sobrevivimos, a medias o con ganas.

Hace más de un año atrás, decidimos ver la película 'Machuca' de Andrés Wood. Fue un experimento porque no sabiamos que tipo de experiencia sería enfrentar ese periodo curioso y entrampado de la historia chilena. Mi amigo Cristián -a quien le mataron su perro ante sus ojos y nunca es político en su postura o en discusiones, más bien cuidadoso en su aporte-, entró con las mismas ganas y complicidad que la mia. En la oscuridad repasamos la historia de una amistad que nunca fue. Botones de pánico y construidos tal como un comercial, entregaban lo esperado. La pobreza de uno y la riqueza del otro. Lo promiscuo de la madre y el arrebato del padre. Silencios de la burguesía y la mentira del trabajador. La inocencia de un niño y los curas buenos. La transgresión de un mundo a otro, y devuelta. Cuadros que buscaban tocar -desesperadamente- algún lugar común en los espectadores. No sé si fue la destrucción de la huerta o cuando mataron a la niña lo que me hizo llorar. No importa. Lo que si quedó fue una rabia y un agotamiento. 'Machuca' es una película apologética que intenta justificar el actuar de tanto los actores (Wood) como los abusos, mediante la receta comercial. La impresión de haber visto una tarjeta de visita que no reparaba ni una sola vez en la responsabilidad de la película misma, es una experiencia amarga. Y lloré porque lloró cuando veo niños abusados. Es el factor ternura y la falta de protección.

Se cuenta que este sabado pasado murió Alfredo Fuchslocher(ex preso político torturado) por un infarto al corazón mientras veía la película 'Salvador Allende' de Patricio Guzmán y la escena del bombardeo de la Moneda. No sé si lloró en ese momento pero creo que su muerte fue una de las miles de muertes que han dejado cicatrices en los chilenos. Sin comerciales y sin justificaciones, que banalizan e insultan la experiencia vivida de cada uno.

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