20.5.11

Invitado: Familias que sí cuentan, familias que no (Iñigo Adriasola)

Hace algunas semanas atrás fui hospitalizado después de un accidente de tránsito. Al llegar a la sala de emergencias, un auxiliar me pidió un número de teléfono para contactar a mi familia. Sin pensarlo dos veces, les di el de mi pareja, quien vive en otra ciudad. Desperté después de cirugía y lo encontré a mi lado, tomando mi mano. Los próximos días iban a ser difíciles, pero él estaba junto a mi. Durante mi estadía en el hospital se nos trató con el máximo de respeto. Los doctores discutían con mi pareja mi progreso. Los enfermeros lo trataron a él con la misma deferencia con la que trataron a mi madre una vez que ella llegó. Para el hospital, él y ella eran--igualmente--mi familia.

En los días que pasé hospitalizado, comenzó a acecharme una duda. ¿Cómo hubiera sido nuestra experiencia si el accidente hubiera ocurrido en vez en mi país--donde no hay ley o directiva alguna que proteja a parejas del mismo sexo, ni se da reconocimiento a nuestras familias? En Chile, hubiéramos quedado a merced de la buena voluntad del doctor o enfermero de turno. Pero nadie asegura que en un momento en el que pude haber perdido mi vida, el hombre a quien amo y con quien comparto mi vida hubiera sido tratado como mi compañero, ni que nuestra dignidad como personas sería respetada. Esto, porque el estado chileno simplemente no reconoce nuestro vínculo, ni nos reconoce como familia.


Hoy gobierna nuestro país una corriente política que dice defender a "la familia." Monopolizando a "la familia" como su objeto, esta ideología homogeneiza a miles de familias chilenas muy distintas entre sí, tratándolas como si todas hubieran sido sacadas del mismo molde.

Paradójicamente, los ideólogos de "la familia" satanizan a esas otras familias que se alejan del estándar que ellos arbitrariamente han construido. El contorsionismo lógico que realizan estos paladines de "la familia" para excluir a muchos e incluir a algunos pocos es notable. Su objetivo parece siempre ser el volver al orden antiguo de las cosas: con familias que cuentan y otras que no. Así repiten gestos sin sentido, como propuestas autoabortivas lanzadas ante el Senado para enmarcar la discriminación contra ciertos chilenos y chilenas dentro de la misma Constitución que asegura la igualdad de todos quienes viven en Chile.

Uno de los mayores problemas que crea la ideología de "la familia" en singular es la distorsión que ella ejerce sobre la realidad. En el actual gobierno esto se refleja en una persistente incapacidad de reconocer que la mayoría de las familias chilenas no son esa "familia" de la que hablan en sus discursos: que no todo Chile cuenta con un papá-jefe de hogar, mamá-dueña de casa abnegada, hijo e hija estudiantes. Que en realidad, las familias de Chile no son esa rubia familia nuclear. Ignoran que son muchas más las familias lideradas por una mujer. Que tradicionalmente los hogares chilenos han sido multigeneracionales y laterales. Que incluso antes de la invención del divorcio, nuestras familias se desarmaban y reconfiguraban con una gran velocidad. Que los bordes y contornos de lo que es y ha sido considerado "familia" son porosos y cambian a través del tiempo. Por esta razón, para los ideólogos del reaccionarismo criollo la realidad se convierte en un problema--y sus presiones llevan al Gobierno a dejar de gobernar para la realidad.

Para estos ideólogos, las otras familias son un problema, puesto que desmienten el que "la familia" exista de una sola manera, o que haya una sola forma legítima de amar. Es así como durante su campaña electoral, el actual presidente se comprometió a buscar una "solución" al "problema" de las parejas de hecho--que también es la única forma de vida en pareja que existe para gays y lesbianas. Un (ex-)senador de derecha propuso el bullido Acuerdo de Vida en Común, a través del cual relaciones como las nuestras serían reguladas en cuanto al patrimonio común y la herencia. La presidencia prepara su propia versión del proyecto, que parece ser, en esencia, idéntica pero con más eufemismos. Aun si como iniciativa es generosa--si consideramos la inacción de gobiernos anteriores al respecto--esta "solución" no reconoce nuestras uniones como tal. Al final de cuentas, el AVC y los sucedáneos previstos por el gobierno reducen nuestro amor a una cuestión de propiedad privada. La verdadera función del AVC es la de un señuelo--les daremos algunos derechos, pero ustedes no son familia. El mensaje de Piñera durante la ceremonia por el inicio del discriminatorio bono "bodas de oro" fue bastante claro al respecto, cuando renegó de su promesa, contraída con bombos y platillos durante la franja electoral, de dar dignidad y reconocimiento a nuestro amor y a nuestras familias.

Los duros entre quienes dicen defender a "la familia" nos denigran y tratan como si fuéramos una amenaza. Se equivocan. Son en realidad las mismas políticas que ellos impulsan las que ponen en peligro a las familias chilenas en su gran complejidad y diversidad. La flexibilidad laboral y la liberalización del postnatal que busca el gobierno castigan a la mujer que con su trabajo mantiene un hogar. La erosión de políticas sociales en pos de la mal llamada responsabilidad fiscal dificulta la reinserción laboral de trabajadoras con hijos. Las políticas centradas en una imaginaria "familia tradicional" invisibilizan a las familias monoparentales, que hoy surgen como nueva mayoría. La fetichización política de la mujer-madre borra el importante rol que le cabe al hombre dentro del hogar. Incluso políticas "liberales" como el AVC--bien intencionadas, aun cuando reducen la orientación sexual a orientación de consumo--nos hacen invisibles a nosotros que formamos esas otras familias, las familias homoparentales. Y esa es la misma invisibilidad por la que seguimos siendo hoy, bisexuales, lesbianas, gays, gente trans e intersexual, vulnerables al odio, la discriminación y la violencia.

¿Qué hacer entonces? A final de cuentas, estos son problemas reales. La desprotección y la precariedad existen y castigan a miles de familias e individuos cuyos derechos hoy no son reconocidos por el Estado. Las familias de Chile necesitan reconocimiento y apoyo, como bien indica el Presidente. Por eso mismo, me sorprendió escuchar en estos días rumores sobre la posible formación de un Ministerio de la Mujer y la Familia. Cabe preguntarse, ¿cuáles familias contarían para un tal Ministerio? Ciertamente no la de una mujer como Karen Atala, a quien el Estado quitó la custodia de sus hijas simplemente por atreverse a vivir y amar otramente.

El discurso presidencial ante el Congreso del 21 de mayo se encuentra a la vuelta de la esquina. ¿Nos ofrecerá el Gobierno finalmente políticas reales de ayuda a las familias chilenas, o ganarán nuevamente esta batalla los ideólogos conservadores con su vacua retórica de la defensa de una "familia" imaginaria? Por desgracia, hoy, con la mezquina política del Gobierno parece que ganan el odio y la intolerancia.

Iñigo Adriasola @theoriesofmambo

9 comentarios:

Patricio Robles dijo...

Los argumentos presidenciales (y que son parte del bloque oficialista), aparte de mostrar un "terrorismo ideológico", dejan en evidencia una ignorancia en relación al concepto "FAMILIA", donde es claro que no solamente el matrimonio es fuente de ésta.

No era de sorprenderse esta orientación del Gobierno. Jamás la creí, ni aunque apareciera una pareja homosexual en la franja del actual mandatario.

Todo es consecuencia de las concepciones ideológicas de quienes, amparados por la dictadura, configuraron el actual esquema constitucional; el cual fue mantenido en el tiempo por falta de iniciativa de los gobiernos anteriores y porque el sistema obliga a "acordar" con esos talibanes cristianos.

Es de esperar que suceda algo en Chile que remueva las trabas de un sistema injusto, sostenido por una Constitución espuria donde el pueblo ha quedado relegado sólo a la función de "votar".

Se agradece leer una buena columna, no queda más que felicitar al autor...

Tomas Bradanovic dijo...

No entiendo, en un país donde todos se arrancan del matrimonio los homosexuales exigen casarse. El gusto de llevar la contra...

theoriesofmambo dijo...

Patricio,

Gracias por tu comentario :)

La "familia" tiene un lugar privilegiado en la Constitución de PinoLagos, y es por eso que más allá del terrorismo ideológico de la derecha es un problema que está intimamente relacionado con las fundaciones del sistema político.

Este es un sistema político que se funda en la creación de diferencias y la exclusión del otro-- mujer, indígena, pobre, no-heterosexual, etc. Finalmente es ese el problema al que trataba de apuntar.

Tomás,

Gran aporte. Es un debate de largo aliento que nace desde la crítica propuesta por el feminismo marxista, y continúa hoy entre quienes nos dedicamos a estudios de la sexualidad. En resumen, por años nos dedicamos a demostrar cómo el matrimonio es tanto la piedra angular del capitalismo como una forma de opresión dentro del patriarcado. ¿Por qué entonces apoyar la extensión del matrimonio a parejas homosexuales?

La respuesta es--como dice la filósofa Judith Butler (parafraseando a Spivak)--porque no podemos no tenerlo. Porque es cuestión de igualdad, de principios y libertades, de derechos humanos. Es un error imaginar que las reivindicaciones de lesbianas, gays, bisexuales, gente trans e intersexual comienzan y terminan en el tema del matrimonio igualitario. Por el contrario--y ese era el mensaje de mi columna--es precisamente una cuestión de dignidad humana. Nos importa al fin un Estado que se dedique a garantizar las condiciones bajo las que una vida valga la pena ser vivida.

Karina Adriasola dijo...

Buen articulo Inigo, como siempre.

Anónimo dijo...

Cuando al fin se declara el matrimonio igualitario... nada ocurre. Se casan doscientos el primer año y diez por cada año que sigue. Conviene aprobarlo de inmediato.

theoriesofmambo dijo...

K, gracias :)

Anónimo, absolutamente de acuerdo, mientras antes lo aprueben mejor.

i.

Marco Ferrada dijo...

Deberian crear ISLAS para este tipo de propuestas, asi no contaminaria la familia conocida , como padre-madre, abuelos y nietos, con propuestas llenas de libido y drogas como los homosexuales y lesbianas, que lo unico que hacen es tratar de reivindicarse en cada protesta nueva que hay ( los vimos con sus carteles en protestas contra #NOHIDROAYSEN reivindicandose...cuekkkk) no vi ningun heterosexual ni representantes de familia con carteles de este tipo en estas mencionadas protestas...no saben lo que quieren, porque me miran cada vez que paso cerca de uno de ellos, acaso no tienen la decencia de la FIDELIDAD ENTRE ELLOS? porque mirar a un heterosexual cuando uno va de la mano incluso de su polola mujer??? entonces insisto con mi propuesta, UNA ISLA PARA ELLOS, para que den rienda suelta a su locura y morbosidad...con mucho respeto a ELTON JOHN que ha sido y sigue siendo fiel a su pareja...NO TODOS SON IGUALES... PERO QUE HAY LOCAS, LAS HAY !!

yasna dijo...

La fidelidad no distingue sexualidad... es algo personal. Hay mujeres y hombres infieles sin distinguir a quien le son infiel.
O seguro no vas caminando por la calle y ves como un hombre casado o comprometido se da escandalosamente vuelta cuando ve a una mujer voluptuosa? o Mujeres que cuando salen a algún local se olvidan que están casadas, comprometidas o tienen pareja y se "pescan" a otro tipo?.
Cada persona elige ser fiel o no...
Así como cada persona debería tener la libertad de elegir si se quiere casar o no y lo más importante ser libre de elegir con QUIEN casarse o compartir una vida.
El Estado debe proveer esta igualdad de DERECHOS a todos los chilen@s.
El Estado es LAICO, NO CATÓLICO.

Me gustó la columna :P

Tomas Bradanovic dijo...

Theories, creo ue captaste justo lo que quería decir. El matrimonio es una institución opresiva, igual que la presunción de monogamia ¿para que quieren igualarse en lo malo? ¿solo para sentirse iguales? Si el orgullo fuera sincero creo que lo último que deberían querer es sentirse iguales a la hipócrita y tradicional institución matrimonial.

A mi me espanta que dos personas que no quieren tener ningún vínculo legal por vivir juntos, con leyes como la propuesta de Allamand van a quedar ligadas quiéranlo o no. Al final terminaremos pagando todos con esta obligación de fidelidad por ley y el que no la cumple le pueden sacar hasta la pepa del alma. No le veo ningún sentido, la ley no deberían meterla a la cama, ya está en demasiados lugares.