3.11.10

COLUMNA: El Otro Marco

En contra de una buena parte del establishment de su propio partido, un ambicioso Marco lanza su candidatura. Sin tapujos, Marco declara: "Confíen en mi. No aguantaré que hagan lo que quieran. Cambiaré la política."

Le informan que no tiene ninguna posibilidad de ganar en las primarias pero Marco insiste en su cruzada personal, recorriendo el país, hablando con quien lo quiera escuchar mientras bombardea internet a la espera que la prensa tradicional lo tome en cuenta. Sorpresivamente, lo logra. Su nombre sube como espuma en las encuestas y a a su osadía, le cuelgan adjetivos grandilocuentes: la hazaña es ‘heroica’, ‘milagrosa’ y ‘fenomenal’. Algunos se entusiasman tanto que lo comparan con el candidato Obama.

Solemne, el republicano Marco Rubio responde que meramente desea ganarle al gobernador -también republicano- Charlie Crist en una primaria limpia para convertirse en el próximo senador del Estado de Florida.

No hay duda de que el candidato joven de ojos oscuros (bien tupidos), aparece en la escena en el momento más oportuno.

Resulta que el partido republicano atraviesa por todo tipo de conflictos desde que perdieron (mal) en 2008. No han podido establecer qué tipo de identidad quieren (¿más Sarah Palins o menos?) ni tampoco la estrategia para arrasar en las próximas elecciones de Noviembre (¿obstruir o atacar a Obama?). Si bien el partido activamente recluta figuras para reflejar una cierta diversidad, a Marco lo miran con sospecha por ser un tanto liviano. Marco cuenta con pocos años como representante local y el favorito es -después de todo- el gobernador Crist.

Por supuesto que Marco convierte la crítica en una oportunidad. Su relato elástico se basa en que prefiere resaltar su origen humilde (su padre trabajó como barman y su madre limpiaba hoteles cuando no era cajera en un supermercado) en vez de su herencia latina (es hijo de padres cubanos) llevando la clásica historia del sueño americano más allá de los lazos culturales duros. O sea, Marco es un ser enteramente 'americano' que actua dentro de la arena política de forma asimiliada lo cual neutraliza el posible rechazo del voto duro republicano y lo convierte en un personaje excepcional que no se identifica con la casta de los políticos.

Asimismo, Marco también aprovecha la poca atención que el electorado le pone a la política. Practica la ambigüedad descarada al opinar sobre una amplia gama de temas sin profundizar en soluciones o políticas públicas concretas. Una táctica que permite moverse rápido y adaptar su postura, según la audiencia presente.

Pese a que la historia de Marco se repita como una aventura valiente, no ocurre en un vacío. La espuma, por así decirlo, tiene siempre un origen.

Con ataques virulentos, Marco acusa a su contrincante Crist de no ser un republicano de verdad porque recibió al presidente Obama y aceptó la ayuda económica federal.
Los ataques de Marco son secundados por comerciales que dicen lo que Marco no puede decir. Financiadas por grupos empresariales, se expone a Crist como un sirviente de Obama, ‘un comunista’ y un gobernador que no se enfrentó, cuando pudo, a un Estado ansioso por expandir su poder mediante la regulación de las actividades de las empresas y personas.
Crist & Obama
Tamaño discurso ‘anti Estado’ también -forzosamente- vincula la regulación con el desempleo. Abusando del hecho que Florida ostenta una de las cesantías más altas de EEUU, el populismo busca atraer los movimientos locales de ciudadanos, agrupados en "Tea Parties” que son casi imposibles de describir y por ende, controlar.

La popularidad de los Tea Parties (donde cohabitan una variada tropa de activistas) complementa un partido lleno de equivocaciones políticas (derroche de recursos en bailes exóticos y prostitutas) y sin un rumbo nítido.

Para evitar una posible fuga de votos derechistas (la temida abstención desafiante) y capitalizar la energía misma de los Tea Parties, los 'rostros políticos' republicanos proponen vagas declaraciones de principios ("limitar el alcance del Estado, bajar los gastos sociales y defender la libertad individual" ante “el abuso del presidente Obama”) por sobre un conservadurismo pragmático y menos confrontacional.

Marco es el candidato ideal para los Tea Parties en Florida y tiene su primer éxito cuando Christ abandona las primarias y opta por competir como candidato independiente. Inmediatamente, el poderoso comité central del partido republicano encumbra a la candidatura de Marco como la única alternativa conservadora (ante la opción de un político tradicional como Crist). Crist es tildado de traidor y presionado para que baje su postulación.

Simultaneamente, la campaña política de Marco toma dimensiones míticas y lo transforman en un ejemplo nacional del ‘republicano renovado’. El ex gobernador Jeb Bush -su viejo amigo- describe a Marco como "dueño de las herramientas conservadoras apropiadas" y el ex vice presidente Dick Cheney afirma que “Marco no dejará que la agenda de Obama amenace nuestra libertad. Es el tipo de lider que necesitamos en el Senado para que nos defienda.” Sin hacer caso, el gobernador Crist (ya sin maquinaría partidarista) coquetea con posturas más del centro político para aumentar su base electoral. Todo friamente calculado. La diversidad mediática -por insolita que sea- compone una imagen de un partido republicano más poroso.

Con la libertad de acción que da la independencia, Crist (un notorio oportunista) puede abordar con más precisión, la incertidumbre que provoca el derrame de petroleo en el Golfo de Mexico. Rapidamente, Crist se declara a favor de más regulación y viaja por el estado tranquilizando a los ciudadanos, proyectando una imágen de estar en control y manejar la crisis con experiencia. El posicionamiento de Crist obliga a Marco definirse a favor o en contra de la regulación de las petroleras, mermando su plataforma anti Estado. Hasta la fecha, las respuestas de Marco han sido confusas y desafinadas con la realidad.

Faltan seis meses para las elecciones en Noviembre. Según encuestas, empata Marco y Crist, y el demócrata Meek (quien debe superar a un billonario ex republicano en una primaria interna) recibe apenas 15%. El canibalismo electoral -con los votos de centroderecha esparcidos entre dos candidatos- asegura que los votantes eligan un ‘mal menor’ ya que la mera posibilidad de una victoria de Marco, empuja a los votantes demócratas hacia Crist. Meeks -con toda la red de su partido demócrata- no derrotaría al nuevo tipo de lider republicano.

El personaje finamente elaborado por Marco y sus patrocinadores, se convirtió en un ente simbólico que tapa la decadencia de su partido. Además, Marco tiene la potencialidad de tentar al cada vez más importante voto latino (mayoritariamente demócrata). No obstante, aún está por verse si lo mediático, populista y negativo se traduce automaticamente en votos y si esto permite a Marco seguir por la senda presidencialista.

Lo único cierto es que Florida -el estado que Obama ganó en 2008- quedará en manos republicanas. Qué tipo de republicano, es más engorroso saber pero es dudoso que importe.

[Columna escrita el 5 de mayo de 2010 para revista QUE PASA, 6 meses antes de que Rubio gane el cupo senatorial con casi 50% de los votos. Crist saca 30% y Meeks 20%]

2 comentarios:

bravo_barraza dijo...

Más agradable que estar en lo cierto, es seguramente porder restregarselo al mundo. Seguro que en Delfos estarán recibiendo aplicaciones. Saludos

Montserrat Nicolás dijo...

Bravo:
Ni tanto. Huele mal... ¬¬

saludines y gracias por leerlo.