11.9.08

BACK IN THE USSR

He aquí, mi columna PERSPECTIVA INTERNACIONAL en Diario La Nación, escrita hace una semana atrás pero publicada hoy. [Si quieren que suban los bonos de las CRVS, voten en la página...No sabemos lo que pasa pero es algo bueno, nos cuentan.]

Back in the URSS

En el escuálido show de Estados Unidos y Rusia se ha demostrado el mutuo beneficio de ambos países con el temita de una “guerra fría” ficticia refaccionada.


Si la ONU no se la puede, habría que congregar un consejo galáctico para que todos se pongan de acuerdo y paren de mencionar a la Unión Soviética y la guerra fría porque peligra la paciencia histórica. De paso, también no haría nada de mal establecer -de una vez por todas- que Estados Unidos es el superpoder universal. Desde que al Gobierno de George W. Bush le bajaron las ganas con un país al otro lado del charco no ha parado el circo de poca monta. El país en cuestión, Polonia, estaba de lo más bien negociando con Estados Unidos (léase postergando lo inevitable) la instalación de unos cuantos radares "antimisiles antiiraníes" en su territorio, cuando a un joven Presidente de Georgia le dio por figurar (de seguro apoyado por you-know-who) y quiso con grandilocuencia darle una lección militar al oso del norte. Lo que vino después, se conoce como la invasión rusa en Georgia.

Por sobre los muertos y desplazados, se desató un escándalo que reanimó los antiguos conceptos del baúl de la guerra fría. Se alegaba, y alega, que falta poco antes de que una nueva y remozada Unión Soviética aparezca tragándose a cada nación indefensa que encuentre en su camino. Estaríamos -sin más- ad portas de un nuevo imperio. Cientos de periodistas daban cuenta de la avalancha mediática del Gobierno georgiano demostrando que el negocio de las relaciones públicas estaba presente desde el mismo segundo en que comenzó la guerra. Por ejemplo, el Presidente Mijail Saakashvili, famoso por llegar al poder mediante una "revolución rosada" y estudiar leyes en la Columbia University, apareció rodeado de banderas de Georgia y la UE (sin siquiera contar con una membresía en ese exclusivo club), comparando el "ataque ruso" con las intervenciones soviéticas en Hungría y Afganistán. Todo en inglés, of course.

Asesorados por la transnacional Aspect Consulting (que también cobra millones de euros a empresas como Exxon Mobil), los georgianos mandaban a cada hora comunicados de prensa y mails con datos difíciles de verificar. Y a sólo horas de ser invadido, Saakashvili (quien daba incansablemente decenas de entrevistas en vivo) curiosamente tuvo tiempo de escribir una columna para el diario más influyente de EEUU.

Los rusos operan diametralmente opuesto. Dieron órdenes a sus agencias GPlus Europe (de Bélgica) y Ketchum (de EEUU) de no emitir comunicados y juntos, Moscú y los altos mandos militares se contradicen, provocan y amenazan verbalmente, todo mientras la máquina de propaganda estatal hace lo suyo. El asunto tendría relación con las futuras elecciones en EEUU y la típica falta del occidente de realmente entender a Rusia. La respuesta inicial de la Casa Blanca (ante la arremetida comunicacional agobiante del Presidente georgiano) tuvo todos los rasgos de una desilusión sentimental. Hay que recordar que Bush alguna vez miró profundamente en los ojos de Putin y declaró, encantado, que vio su alma pensando -quizás- que un esfuerzo en conjunto en contra del terror islámico sería oportuno.

Sin embargo, se suponía que los asesores de Bush en relaciones internacionales y en temas militares tratarían el asunto con más elegancia. Tanto madame Rice como el mandamás del Pentágono Gates son entendidos en eso de la Unión Soviética y se dejan llamar sovietólogos porque algo saben sobre la cultura y el gusto por el ajedrez de los rusos. Aún así, por ninguna parte se ha notado el conocimiento acumulado en horas de aula. En todo caso, algunos hicieron notar que Vladimir Putin ya no es el Presidente de Rusia y oficia sólo como Primer Ministro, y es el Presidente Dimitri Medvedev ("osito" en ruso) quien manda ahora. Si quedaba alguna duda, en momentos en que los tanques rusos se movilizaron hacia el sur y entraron a Georgia, las cámaras televisivas enfocaban a un sonriente Putin en los Juegos Olímpicos en China. Claro, no deja de ser que en su viaje de regreso a Moscú, hizo escala en la zona afectada para turistear un poco.

Con todo, la confusión global aumentaba con la pésima actuación de los personajes involucrados y ahora sospecho que existe un guión mal hecho detrás del impasse internacional. Georgia tiene unas ganas locas de ser parte de la OTAN y la organización ha construido numerosas bases militares en Georgia. Claro, los rusos tuvieron la buena idea de guardarse los nuevos equipos hi-tech antes de destruir las bases. Por otro lado, EEUU presiona de forma muy burda, su liderazgo duro en Europa e insiste en proteger los gaseo y oleoductos que abastecen a Europa. Y, por supuesto, EEUU quiere alimentar su industria armamentista nacional.

Y tal como ocurrió con el cuento de la guerra fría, el desenlace ya es archiconocido. Generaciones de la humanidad padecieron el constante miedo de que los dos superpoderes se enviaran misiles y acabaran con el mundo y fue sólo con el derrumbe del muro de Berlín que pudimos celebrar una verdadera libertad cósmica que venía con esa "nueva era". Miles de tratados y rebautizados economistas emergieron para justificar el nuevo orden global. Entonces, es el colmo que, sin explicación alguna, se quiera que olvidemos 20 años de historia y posmodernidad y hagamos caso omiso de los pedazos de cemento (poco salubres) que cuanto viajero ha asegurado es un trozo del afamado muro.

En el escuálido show de EEUU y Rusia se ha demostrado el mutuo beneficio de ambos países con el temita de una "guerra fría" ficticia refaccionada. El nacionalismo ruso está a flor de piel, lo cual frena el trato despectivo de la población hacia Medvedev y -de paso- la exigencia social de mayor participación en las ganancias de las empresas de los recursos naturales. Con esto, un pequeño grupo de capitalistas rusos aumenta su control (como si acaso fuera posible) y Rusia gana algo de respeto internacional. Por otro lado, EEUU ha tomado las riendas de la OTAN y así, fundamentado aún más su presencia en Europa, ya es parte de la solución para la seguridad energética del continente. Además, los países ex soviéticos (bálticos y ahora europeos) han logrado que la OTAN se fije en ellos para prevenir un futuro ataque ruso a sus territorios. porque el gas natural de Rusia fluye por sus ductos Todo esto fue necesario para que el ex jefazo de Halliburton negociara tranquilo nuevos tratos y proyectos.

O sea, todos ganan. Y como siempre, las empresas vende-armas (oficiales y no tan oficiales) y energéticas podrán seguir lucrando. Como dijeron Los Beatles: "You don’t know how lucky you are".

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