Aunque hemos dedicado unas buenas décadas ha entender los chicos raudos que polulaban en La Moneda durante los meses de la UP, aún no logramos decifrar sus pésimos modales.
Será una cuestión de cuna nos imaginamos, porque no se explica ese afán de tener memoria tan recorta...o selectiva. También (qué Dios nos perdone) puede que sea la avanzada edad mapucienta y una que otra neurona fuera de servicio...
Resulta que la Tia Lela, mujer acontecida, viajó al norte de Europa para visitar a sus familiares exiliados. Su agenda de viaje contemplaba movilizarse desde una capital a otra, por tren. Entusiasmada, y trás un largo viaje, al llegar a Berlin se percató de que nadie la esperaba en el andén. Cómo era mujer resolutiva de inmediato se acercó al teléfono público más cercano y llamó a su familiar.
"Estoy en Berlin" informó. Al otro lado, una persona le avisaba que estaban preocupadísimos porque no la encontraban ya que el tren llegó sin ella. Estaba hasta alertada la policia y la buscaban por todas partes.
La Tia Lela miraba al su alrededor. Veía alemanes que hablaban aleman y no había duda de que estaba en Berlin. Toda una situación surreal pero que luego se explicó por el hecho de que figuraba en el Berlin equivocado, el occidental y no el oriental.
Mientras Lela se arreglaba para esperar en un recinto más cómodo, desde el lado oriental se pedía al amigo Skármeta (que vivía en el occidental) que la pasara a buscar y la ayudara a conseguir un pase para traspasar la cortina de hierro, cuestión que no era muy fácil.
Esta historia la repetía Skármeta con gran gracia durante años.
La recordamos cuando lo vimos -con esa cara de viejito pascuero buenachón- en el embajada de Chile la otra noche. Estabamos invitados a una velada con el tema "El escritor como diplomático ¿Dos tipos de éticas?" ya que el señor fue embajador designado en Berlin por el Lakes entre 2000-2003. Y como el tema sonaba interesante, vencimos el frio invernal para escuchar al Skármeta.
Simpático en el podium, y con gran destreza cuentera, Skármeta dió lujos de detalles de sus libros. Se autocitó in extenso. Sin embargo, cuando Skármeta se metío en el asunto de su pasado, la describió casi como una cosa entretenida y muy beneficiosa para el país ya que, el mismo lugar "qué eligió para pasar su exilio", y su buena opción por salirse del "ghetto latinoamericano" e aculturarse, había arrojado una "vasta red de contactos" que fue muy oportuna cuando negociaba el tratado de libre comercio con la UE. Todo su mundo alemán se había convertido en los hombres de poder en Alemania.
También, en relación con la constante tématica de la cultura 'chilena-durante-la-dictadura' de sus libros, Skármeta elogió a los "políticos" de la transición que "supieron defender la estabilidad" en Chile.
Quedamos impactadas. Claro, debía agradecer tamanõ puestazo al ex presi Lakes y no podía decir que utiliza una imagen que en el exterior es muy bienvenida, el sufrimiento chileno, para sus libros.
Con la intención de profundizar en el tema de la conferencia, nos acercamos después al escritor. Queríamos preguntarle -guardando las diferencias, of course- si acaso su 'embajaduría' tenía alguna semejanza con la de Neruda, ya que hubo varios menciones sobre eso en la charla.
Para romper el hielo, le contamos sobre la anécdota de la Tía Lela. Nos miró con cara de asco. "¿No se acuerda?" le preguntamos sorprendidas. Seco, nos respondío con un escuéto "no" para luego, dár la espalda y seguir conversando con un par de periodistas...
Quizás sea una forma normal de reaccionar de alguien que es un buen productor de televisión. No sabemos muy bien porque no conocemos el gremio. O quizás sea una cuestión del pasado real que no se ajusta al pasado ficticio que tanto se defiende por parte de los mapucientos.
Después de todo, la Historia es un asunto selectivo, y la Memoria se supone cuesta harto trabajo manejarla con gracia y simpatía. Es más fácil ser un plomo.
La recordamos cuando lo vimos -con esa cara de viejito pascuero buenachón- en el embajada de Chile la otra noche. Estabamos invitados a una velada con el tema "El escritor como diplomático ¿Dos tipos de éticas?" ya que el señor fue embajador designado en Berlin por el Lakes entre 2000-2003. Y como el tema sonaba interesante, vencimos el frio invernal para escuchar al Skármeta.
Simpático en el podium, y con gran destreza cuentera, Skármeta dió lujos de detalles de sus libros. Se autocitó in extenso. Sin embargo, cuando Skármeta se metío en el asunto de su pasado, la describió casi como una cosa entretenida y muy beneficiosa para el país ya que, el mismo lugar "qué eligió para pasar su exilio", y su buena opción por salirse del "ghetto latinoamericano" e aculturarse, había arrojado una "vasta red de contactos" que fue muy oportuna cuando negociaba el tratado de libre comercio con la UE. Todo su mundo alemán se había convertido en los hombres de poder en Alemania.
También, en relación con la constante tématica de la cultura 'chilena-durante-la-dictadura' de sus libros, Skármeta elogió a los "políticos" de la transición que "supieron defender la estabilidad" en Chile.
Quedamos impactadas. Claro, debía agradecer tamanõ puestazo al ex presi Lakes y no podía decir que utiliza una imagen que en el exterior es muy bienvenida, el sufrimiento chileno, para sus libros.
Con la intención de profundizar en el tema de la conferencia, nos acercamos después al escritor. Queríamos preguntarle -guardando las diferencias, of course- si acaso su 'embajaduría' tenía alguna semejanza con la de Neruda, ya que hubo varios menciones sobre eso en la charla.
Para romper el hielo, le contamos sobre la anécdota de la Tía Lela. Nos miró con cara de asco. "¿No se acuerda?" le preguntamos sorprendidas. Seco, nos respondío con un escuéto "no" para luego, dár la espalda y seguir conversando con un par de periodistas...
Quizás sea una forma normal de reaccionar de alguien que es un buen productor de televisión. No sabemos muy bien porque no conocemos el gremio. O quizás sea una cuestión del pasado real que no se ajusta al pasado ficticio que tanto se defiende por parte de los mapucientos.
Después de todo, la Historia es un asunto selectivo, y la Memoria se supone cuesta harto trabajo manejarla con gracia y simpatía. Es más fácil ser un plomo.
3 comentarios:
Los Skarmeta son chilotes y yo conocí al susodicho en Castro en los años 70 pues su hermano o algo así le arrendaba una barraca a mi papá. En esos años distaba mucho de ser un escritor exitoso, pero tenía una columna en la revista Ercilla, hacía clases en la U y era fanático de los beatles. Fue uno de los que le sacó el jugo al exilio, tengo entendido qe después se puso muy snob. En los tiempos aquellos le decían "cara de guatero", es lo que yo recuerdo de ese casi-casi escritor chileno.
Corrección, es de los Skarmeta de Antofagasta, anduvo por Chiloé en los 70s, seguramente familia de los Skarmeta chilotes
Recuerdo la manera en que acercaba el público común a la literatura, como le gusta decir,en su show tv: "El Show de los Libros" presentando libros de Viera gallo , Escalona, Arrate...Lo que vendría después para el, es fácil de colegir...
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