Bueno, si es que no leen el pasquín (y 'state-owned' La Nación) y no figuran en la lista de envios de la progenitora de las Curvettes, les avisamos -mientras rediseñamos este sitio- que hoy salió la columna de opinión (con las manitos de edición del editor de las Curves, Mr. Pino) sobre nuestra querida CIA (estamos armando el libraco...paciencia!) y la pueden leer aquí (o aquí):
PERSPECTIVA INTERNACIONAL
El enredo de la inteligencia estadounidense
A diferencia del DNI, parece que la CIA no entiende el peligro del sur. Cuando fue el turno de Hayden ante el Senado, enfatizó sobre el riesgo de las armas de destrucción masiva, sin mencionar a Latinoamérica.
EN DICIEMBRE una columna en The Washington Post acusaba a la CIA de querer derrocar al Presidente George W. Bush. No debería sorprendernos. Su autor era Bob Novak, quien en 2003 informó que Valerie Plame era un agente encubierta de la CIA y de paso también mencionó que fue por ella que le dieron el puesto de embajador a su esposo. Ese texto produjo un resultado inesperado: le costó el cargo al entonces jefe de gabinete del vicepresidente Richard Cheney.
Ahora, el híper conservador Novak dice que desde que el general Michael Hayden tomó el mando de la CIA, ésta anda muy independiente y aboca su energía a subvertir al Gobierno. Está indignado, porque la CIA no pretende ni quiere rendirle cuentas a nadie y más encima, quiere instalar su política pública mediante un documento de Hayden que se titula Un contrato social con el pueblo de EEUU. Novak fundamenta su arrebato con datos históricos: según él, las agencias de inteligencia desde la Alemania nazi tienden a desligarse de sus gobiernos y siempre corren el riesgo de ser infiltradas por sujetos con agenda política propia. Novak abunda que las acusaciones provienen de congresistas republicanos, porque con Hayden la CIA sólo entrega información que le conviene a los demócratas.
En su hiperventilación, Novak no menciona que fue el mismo Bush el que impulsó una reforma de los organismos de inteligencia, la Reform and Terrorism Prevention Act of 2004, que estableció la oficina central del director de Inteligencia Nacional (DNI), la que controla a 16 organizaciones estatales del ramo. Desde diciembre de 2004 la DNI y su jefe Michael McConnell son responsables de asesorar al Presidente, dejando a la CIA sólo la función de recolectar información y reportarse con la DNI. Aunque McConnell -se autodenomina "viejo espía naval"- tenga un presupuesto de 40 mil millones de dólares al año, le ha costado reformar a los espías.
La competencia entre las oficinas de inteligencia lleva a tensiones extravagantes, que producen mucha entretención, en particular si se trata de advertir al Comité de Inteligencia del Senado sobre las amenazas que enfrenta el país.
En una de las reuniones abiertas al público con ese comité, McConnell resumió los peligros. El terrorismo, Al Qaeda, Irak, Afganistán, armas de destrucción masiva, Corea del Norte, Irán, Pakistán, India, cíber crímenes, Turquía, Siria, Líbano, Palestina, Rusia, Nigeria, la demanda energética global, el alza de los precios de la comida y varias enfermedades. Pero, en 15% del texto, entre tantos malvados están sus vecinos del sur. Con soltura, la DNI fundamenta el peligro proveniente de Latinoamérica con detalles generales: hay un "pequeño grupo de gobiernos radicales y populistas que persisten en proyectar una visión antagónica que atrae a la mayoría de los pobres en la región", lo que se debe a los "altos niveles de pobreza y una llamativa desigualdad de ingreso". El "mensaje del populismo radical" está "inspirado y apoyado por Venezuela y Cuba, en países como Bolivia, Nicaragua y -quizá más vacilante- Ecuador, donde sus líderes buscan expandir su poder presidencial, debilitar las libertades civiles y reforzar un nacionalismo económico en desmedro de enfoques basados en el mercado".
Básicamente, las amenazas son "la retórica antiamericana" y "el activismo regional de Venezuela", junto con la alta prioridad de este último país de apoyar al Gobierno de Evo Morales. Según la DNI, la seguridad de EEUU está en riesgo por culpa de países que ni la imaginación más fértil catalogaría como peligrosos. Pero el recuento no termina ahí. Lo más escandaloso sería la relación que Venezuela tiene con el FMLN y su "generoso" financiamiento de la campaña electoral en El Salvador.
De seguro, fue pura casualidad que el Presidente de El Salvador estuviera de visita en EEUU. Antonio Saca es uno de los aliados "más fieles" de la Casa Blanca en la guerra en contra del terrorismo (hay 300 soldados salvadoreños en Irak). Al consultársele por el informe de la DNI, él dijo a la prensa: "Es una información certera, que confirma lo que desde hace algunos meses se viene manejando, de una intervención directa, descarada y peligrosa en asuntos internos de El Salvador (...) es un informe que viene de EEUU, de una agencia de inteligencia de alto nivel". Con pragmatismo ejecutivo, llamó a consulta a su encargado de Negocios en Caracas para saber "de primera fuente" sobre la intervención venezolana y logró que su canciller reclamara sobre la intromisión al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza. También se reunió con el senador John Rockefeller, que preside el Comité de Inteligencia de la Cámara Alta. Según Saca, Rockefeller le dio "detalles clasificados" -que por supuesto no podía contar- y una advertencia: dormir con los ojos abiertos. Pese a que las elecciones presidenciales salvadoreñas son en marzo de 2009, varias encuestas ya le dan ventaja al candidato de FMLN, el periodista Mauricio Funes.
Simultáneamente al documento de la DNI (disponible en su página web), un reportaje de ABC informaba que un asesor en el tema de seguridad regional de la Embajada de EEUU en Bolivia intentó de convencer a un estudiante estadounidense que le diera "los nombres y direcciones" de cualquier profesional venezolano o cubano con quien se podía topar en su viaje por Bolivia. No era la primera vez que este funcionario pedía información a los estadounidenses en La Paz. Hace meses, hizo lo mismo pero con un grupo del Cuerpo de Paz. Aunque el Departamento de Estado asegure que fue "un accidente" y "una equivocación", no deja de impactar la singular "recolección de datos" de la CIA.
Sin embargo, parece que la CIA no entiende el peligro que viene del sur. Cuando fue el turno del general Hayden ante el Comité del Senado, enfatizó sobre el riesgo de las armas de destrucción masiva, sin mencionar a Latinoamérica. Y si se analiza el lenguaje corporal y los comentarios e interrupciones, la postura desafiante de Hayden no fue muy bien recibida por los senadores, tampoco por su jefe directo. Quizás Novak tenga razón: la falta de inteligencia muchas veces puede socavar a un Gobierno.
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